Como propietario de un restaurante, es importante elegir bien tanto el tipo de música ambiente como el volumen al que suena en el establecimiento. Se ha comprobado que el tipo de música que suena en un establecimiento tiene un gran efecto sobre el cliente.
Se ha comprobado que cuando en un supermercado la música está muy alta, los clientes pasan mucho menos tiempo en la tienda. También se ha comprobado que si la música de ambiente que suena en un supermercado tiene un ritmo lento, los clientes pasan más tiempo en la tienda y compran más cosas.
La música en un restaurante
Se ha comprobado que si la música de ambiente que suena en un restaurante tiene un ritmo rápido, los clientes comen más rápido y pasan menos tiempo en el establecimiento que si la música tiene un ritmo más lento.
El sonido de la música parece tener un mayor impacto que el ritmo de la música. Así, cuando la música está alta, el cliente disfruta menos de su comida, por lo tanto, hay que tener cuidado con el volumen de la música, para que no llegue nunca a molestar a los clientes, pero, al mismo tiempo, debe estar suficientemente alta para causar el efecto deseado, por ejemplo, un restaurante de comida rápida debe poner música rápida alta, sin que llegue a molestar o impedir la conversación entre los comensales, ya que de esta manera, los clientes no van a volver ni a recomendar el restaurante entre sus amigos y conocidos.
Se ha comprobado que un volumen de entre 75 y 79 decibelios es el volumen máximo que debe tener la música en un restaurante si los clientes tienen mayoritariamente menos de 30 años. Si los clientes del restaurante tienen más de esta edad, es preferible que la música esté más baja.
El tipo de música que suena en un restaurante también tiene un gran efecto. Por ejemplo, se ha comprobado que cuando en un restaurante suena de fondo música clásica o jazz suave, los clientes tienden a pasar más tiempo y a gastar más que si no hubiera música. Además, en general, dejan más propina al camarero. La música pop tiene un efecto negativo sobre el cliente y hace que gaste hasta un 10% menos que si no hubiera música.
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